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Andrés Guerrero Serrano
-Homeópata-

lunes, 27 de junio de 2011

En América Latina peligran flora y fauna medicinales

(Extraído de todoteotihuacan.com)

Norma L. Vázquez Alanís

2011-06-26
El alto costo de los medicamentos modernos y su inaccesibilidad para los sectores más empobrecidos de la población de América Latina, así como la confianza muy extendida en los recursos medicinales naturales, producto de una herencia cultural, ha incrementado considerablemente el uso de la medicina tradicional en la región.
Sin embargo, la voraz recolección silvestre y los actuales patrones de comercio de estos recursos están ocasionando un impacto negativo que amenaza no sólo la sustentabilidad de las especies, sino también la salud de la población.
Las plantas medicinales y sus productos derivados, ya sea en presentación de píldoras o de pomadas, se venden diariamente en los mercados locales de Latinoamérica, pero también se comercializan en todo el planeta a través de las farmacéuticas trasnacionales.
Existen evidencias de que es considerable el volumen de plantas medicinales nativas de los Andes y la Amazonia mercantilizadas, por lo que las ventas netas de estas especies superan los mil millones de dólares al año a escala mundial.
Las plantas son recolectadas en su medio natural; en unos casos se trata de variedades muy conocidas por occidente desde la época colonial, como la quina y la zarzaparrilla; en otros, como la ayahuasca, son populares entre comunidades indígenas, pero recientemente han sido investigadas y utilizadas por la medicina alópata.
América Latina provee la materia prima empleada para la elaboración de importantes medicamentos que curan desde dolores e infecciones, hasta el cáncer. Como ejemplo basta citar plantas nativas de la zona latinoamericana como el boldo, la sangre de drago, la uña de gato, la ipecacuana y el alacrán de la especie Rhopalurus lunceus que ya industrializado se vende sólo en Cuba.
Actualmente, el desafío para los gobiernos y organismos ambientalistas es lograr un mejor manejo del comercio de estos recursos, no sólo en América Latina sino en el mundo, a fin de evitar la extinción de las especies más solicitadas y lograr el reembolso de un porcentaje de las enormes ganancias de la industria farmacéutica que las comercializa.
Con el fin de afrontar este enorme reto, el programa de Análisis de Registros del Tráfico de Flora y Fauna (Traffic) del Fondo Mundial para la Conservación de la Vida Silvestre (WWF) -enfocado al análisis del comercio legal e ilegal de plantas y animales silvestres- organiza talleres sobre las plantas medicinales y el comercio, con la participación no solamente de científicos expertos, sino de comunidades indígenas y locales, comerciantes, compañías privadas y el sector gubernamental.
Cuando ese comercio es realizado de manera sustentable, contribuye a la conservación de las especies además de que puede generar beneficios a las comunidades locales, así como a diversos sectores de la sociedad.
A los periodistas concierne difundir información sobre las consecuencias ambientales de comprar productos, subproductos o ejemplares de especies amenazadas, pues su enorme impacto negativo sobre la biodiversidad podría llevar a la extinción de fauna o flora que forman parte del patrimonio biológico y cultural de cada país de la región.
Sólo que, como informó hace un año la organización Reporteros sin Fronteras durante la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio), quienes que cubren informativamente casos de destrucción ambiental, han enfrentado amenazas y agresiones crecientes en países como Brasil, Argentina y El Salvador.
En México están poco documentados y sin seguimiento los casos similares, ya que preocupan más las desapariciones y muertes de informadores por causa de la guerra contra el crimen organizado.
Según esa organización no gubernamental- RSF-, “detrás de las amenazas (contra los periodistas ambientales), siempre se ocultan empresas, mafias y funcionarios corrompidos por el dinero de las minas y la explotación forestal”, pero los periodistas que se dedican a la investigación y denuncia, no se detendrán por ello.

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